“Las habilidades duras te conseguirán entrevistas, pero serán las habilidades blandas las que te conseguirán un trabajo.”
La palabra empleabilidad proviene de la palabra inglesa “employability”, que surge de la unión de las palabras: “employ” (empleo) y “hability” (habilidad).
En la actualidad, la empleabilidad es entendida como la capacidad de mantener nuestras competencias, conocimientos y red de contactos actualizados de forma que podamos decidir sobre nuestro futuro laboral. Entonces, ¿de qué depende la empleabilidad de un individuo? De las habilidades y el potencial para ser un buen empleado.
Una persona puede ser empleable desde una capacidad técnica o blanda. Desde lo técnico se destaca la formación profesional, un idioma, algún tipo de know how (saber hacer) dentro de la industria o rubro. Si a esto se le suman las competencias blandas, la persona tendría mayor empleabilidad, por lo tanto, mayor posibilidad de ser solicitado por una empresa para trabajar en ella.
Las habilidades esperables en los distintos ámbitos cambian (y evolucionan) de acuerdo con diversos acontecimientos; los cambios tecnológicos y la estandarización de los procesos de trabajo generarán una creciente demanda, no sólo de determinados perfiles profesionales y conocimientos específicos (habilidades duras), sino también de todo el espectro de habilidades transversales o blandas.
En el ultimo tiempo, mucho se habla de la posibilidad de que «las maquinas» ocupen los puesto de trabajo de las personas. Te compartimos esta nota de Randstad con las señales para saber si serás reemplazado por un robot.